S. Guijarro
Que levante la mano quien no le haya dicho a sus hijos eso de ‘no puedes decir que no te gusta si no lo has probado’. Pues bien, para conseguir precisamente eso, que lo prueben todo, dos especialistas nos dan los consejos más efectivos.
El miedo o aversión a probar nuevos alimentos, denominado neofobia en medicina, es algo muy común en la infancia. Aunque los expertos apuntan a que en muchos casos tiene causa genética, una cierta predisposición, lo cierto es que está muy relacionado con el entorno y la educación.
Conseguir que nuestros hijos sientan curiosidad y ganas por experimentar con nuevos sabores y texturas en la cocina «es un trabajo constante y a largo plazo, puesto que en la mayoría de las ocasiones los niños necesitan ser expuestos a un nuevo alimento varias veces antes de decidirse a probarlo por primera vez», explica Cristina García Ferreira, experta culinaria de HelloFresh.
Para profundizar en este problema muy habitual en la infancia, hemos entrevistado también a la doctora María Luisa Miguel-Berges, socia de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ), dietista, nutricionista e investigadora de la Universidad de Zaragoza.
Una costumbre ancestral
Como cuenta la doctora entrevistada, la neofobia podría afectar casi a la mitad de la población infantil, y hay muchas corrientes que apuntan a que se podría tratar de un comportamiento relacionado con la supervivencia.
¿A qué nos referimos? «A que hay quienes dicen que los niños son cautelosos con los alimentos desconocidos porque es algo que viene de nuestros ancestros, que cuando probaban alimentos amargos (como ciertas verduras), por ejemplo, lo relacionaban con la posibilidad de que estuvieran envenenados«.
Causas genéticas, ambientales y sociales de la neofobia
Por lo que respecta a las posibles causas, además de cierta predisposición genética, la dietista y nutricionista de SEÑ habla de la necesidad de promover un entorno positivo y sin presión en la familia.
«Es importante destacar el papel influyente que juegan los padres y los cuidadores con respecto a las preferencias alimenticias de los hijos. El hecho de que los progenitores coman alimentos sanos delante de los niños va a favorecer, avalado por numerosos estudios, que los hijos también coman esos alimentos porque lo han visto en casa».
Por ejemplo, «si en nuestra casa no se come borraja, no podemos pretender que el niño vaya a otra casa y la coma. El pequeño pensará ‘esto no debe ser bueno porque mis padres me dan lo mejor y nunca lo he visto en casa’. Es básico que los padres prediquen con el ejemplo«.
Hay evidencia científica de que la presión excesiva en el hogar para que los niños prueben nuevos alimentos, sobre todo fundamentándola en castigos y recompensas relacionados con la comida, no es una buena estrategia. La comida no debe ser jamás una moneda de cambio».
Así pues, la doctora considera que es fundamental «crear un ambiente en el que los niños se sientan seguros y alentados, pero sin coaccionarles para que prueben nuevas comidas».
Los nuevos alimentos, de forma gradual y sin presionar
Como explica la experta culinaria García Ferreira, «una de las formas más efectivas de despertar el interés por nuevos alimentos es hacer que los niños participen en la cocina. Soluciones como los kits de recetas son muy interesantes, porque les podemos involucrar en todos los pasos necesarios para disfrutar de la comida, desde escoger las recetas, recibirlas y almacenarlas, hasta ayudar con los pasos para elaborarla«.
De igual forma, es importante tener en cuenta que debemos introducir estos nuevos ingredientes o nuevos alimentos de forma gradual. «Por ejemplo, añadiéndolos en platos que ya les gustan a los niños para que se acostumbren a esos nuevos sabores sin que les pueda resultar demasiado abrumador».
La experta de HelloFresh finaliza su propuesta de estrategia diciendo que «como los niños suelen imitar a los adultos, es importante dar ejemplo comiendo y disfrutando de una variedad de alimentos. Presentar los alimentos de diferentes maneras nos puede ayudar a que se familiaricen con ellos. Hay infinidad de recetas familiares que facilitan esta práctica».
Ocho estrategias que funcionan contra la neofobia
María Luisa Miguel-Berges, por su parte, comparte con nosotros una serie de consejos para conseguir que los niños prueben alimentos nuevos, coincidiendo con los puntos clave de evitar la presión y hacer a los pequeños partícipes en la cocina.
1. No les engañes
En primer lugar, «es buena idea exponer a los niños a los nuevos alimentos pero sin coaccionar. Los ponemos sobre la mesa que, a base de verlos ahí y que todos los coman, acabarán siendo objeto de su curiosidad. Debemos darles a probar pero sin engañarles«.
2. Intentar que los alimentos resulten atractivos
En internet podremos encontrar mil ideas decorativas para que los alimentos nuevos que queremos que prueben les resulten especialmente atractivos a los niños.
3. Hacerles partícipes en la cocina
Involucrar a los pequeños en la elaboración de las comidas es una excelente idea, que además generará unos vínculos familiares muy interesantes. Sentir que ellos mismos han preparado las recetas hará que quieran probarlas.
4. Mantener una actitud positiva
Lejos de regañinas o malos modos, debemos ser un modelo de actitud positiva para nuestros hijos. Sólo desde ahí tendremos posibilidades para conseguir que prueben la comida que queremos.
5. Que la comida sea un momento divertido, no una tortura
Tenemos que lograr que ese momento en el que nos reunimos todos en torno a la mesa sea divertido, relajado y agradable, evitando las tensiones y las peleas.
Nuestras conversaciones deben mantener un tono de voz bajo, sin gritos. Si hay mal ambiente, ellos van a asociar la comida con algo negativo. Así pues, ante todo paciencia. Los padres no debemos discutir delante de ellos porque no comen. No es una buena idea.
6. No demos por hecho que no le gusta ese alimento
Algo muy importante es que no nos adelantemos a los acontecimientos, ni demos por hecho que a nuestro hijo ‘eso no le gusta’. «Si por ejemplo estamos en el parque, y otra madre le ofrece a nuestro hijo anacardos, nunca debemos predisponerle y decir ‘no, a mi hijo eso no le gusta’, sino dejar que sea su tendencia natural la que actúe. En muchos casos, el niño se acercará y lo probará».
7. La paciencia, nuestro mejor arma
Tenemos que esforzarnos por ser pacientes y no desanimarnos porque no coma determinados alimentos. A base de ponerlos cerca de su vista y ver que los comemos nosotros, lo más seguro es que termine por probarlos. Para eso, es bueno tener opciones saludables en casa y lo más variadas posible.
8. No seamos machacones, o estaremos alimentando el rechazo
La doctora nos aconseja que si queremos que nuestros hijos tengan la voluntad ‘natural’ de probar nuevos alimentos, los pongamos en la mesa pero no insistamos ‘venga, come’ todo el tiempo. Si lo hacemos, estaremos favoreciendo el rechazo y el momento de la comida se transformará en un verdadero drama. «No pasa nada porque al principio coman ‘sota, caballo y rey’, si son productos saludables», concluye la experta.
Referencias
Wardle, J., Herrera, M. L., Cooke, L., & Gibson, E. L. (2003). Modifying children’s food preferences: the effects of exposure and reward on acceptance of an unfamiliar vegetable. European Journal of Clinical Nutrition, 57(2), 341-348. Consultado on line en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/12571670/ el 21 de mayo de 2024.
Caton, S. J., Ahern, S. M., Remy, E., Nicklaus, S., Blundell, P., & Hetherington, M. M. (2018). Repetition counts: repeated exposure increases intake of a novel vegetable in UK pre-school children compared to flavour-flavour and flavour-nutrient learning. British Journal of Nutrition, 120(11), 1303-1314. Consultado on line en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/23110783/ el 21 de mayo de 2024.
Fuente: https://www.20minutos.es/