Icono del sitio Educa e Guia

Los niños que tienen una alta inteligencia emocional tienen padres que hacen siete cosas desde el principio, según un estudio psicológico

Alta inteligencia emocional

En un entorno donde las calificaciones y las actividades extracurriculares suelen ser la prioridad en la formación de los niños, la inteligencia emocional a menudo queda relegada a un segundo plano. Un estudio reciente publicado en CNBC Make It, realizado por la experta Reem Raouda, revela que esta habilidad esencial es una de las más descuidadas en la crianza de los niños. Sin embargo, fomentar la inteligencia emocional no solo permite a los niños sobresalir socialmente, sino que también les ayuda a convertirse en adultos «resilientes, empáticos y exitosos».

Los padres que crían niños emocionalmente inteligentes adoptan estrategias específicas que se centran en el desarrollo de esta habilidad crucial. Raouda, tras estudiar más de 200 relaciones entre padres e hijos, identificó siete prácticas que marcan la diferencia en la educación emocional. Estas estrategias no solo benefician a los niños, sino que también fortalecen la relación entre padres e hijos, creando un ambiente de confianza y respeto.

Una de las claves que destacan estos padres es el poder del silencio. En lugar de apresurarse a ofrecer soluciones o consuelo verbal, se sientan en silencio al lado de sus hijos, permitiéndoles procesar sus emociones a su propio ritmo. Este enfoque no solo ayuda a los niños a gestionar sus sentimientos, sino que también les enseña a confiar en su voz interior. Aceptar el silencio puede ser un regalo poderoso en un mundo lleno de ruido.

Otra estrategia efectiva es nombrar emociones temprano y con frecuencia. Al expresar sus propios sentimientos, los padres enseñan a los niños a tener conciencia emocional y a encontrar palabras para comunicar lo que sienten. Esta práctica normaliza la expresión emocional y fomenta un ambiente donde los niños se sienten seguros para compartir sus emociones, en lugar de reprimirlas.

Además, los padres que crían niños emocionalmente inteligentes no temen disculparse. Al demostrar que cometer errores es parte de la vida y que asumir responsabilidad es una fortaleza, generan confianza y respeto en la relación. Este acto de humildad no solo enseña empatía, sino que también proporciona un modelo de cómo reparar relaciones en el futuro.

‘No forzar el uso de palabras como ‘por favor’ y ‘gracias’

Una técnica menos convencional que estos padres emplean es no forzar el uso de palabras como ‘por favor’ y ‘gracias’. En vez de imponer la amabilidad, optan por modelar estas conductas, confiando en que sus hijos aprenderán observando. Esta metodología requiere valentía, pero demuestra ser efectiva a largo plazo, ya que los niños internalizan estas lecciones y las aplican en sus propias interacciones.

Otro aspecto fundamental es la validación de las preocupaciones, sin importar cuán pequeñas sean. Al tomarse en serio los problemas de sus hijos, desde un juguete perdido hasta un conflicto con un amigo, los padres demuestran que las emociones importan. Esta validación fomenta la autoestima y la seguridad emocional, esenciales para el desarrollo de niños equilibrados.

También, relata el estudio, la mejor manera de enseñar a los niños a tomar decisiones es animarlos a que tomen sus propias decisiones. En lugar de resolver problemas, preguntaban: «¿Qué crees que deberíamos hacer?». Esto ayudó a fomentar el pensamiento crítico, la confianza y la independencia.

Por último, los padres deben permitir momentos de aburrimiento. En lugar de llenar cada minuto con actividades, dejar que los niños enfrenten la quietud les ayuda a desarrollar la creatividad y la autorregulación. Aprender a disfrutar de su propia compañía es una habilidad invaluable que les permitirá encontrar alegría en momentos simples y cotidianos.

Fuente: https://www.eleconomista.es/

Salir de la versión móvil