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Corina Cuenca, profesora de infantil: «La metodología Reggio Emilia estaría en mi top 1, pero todo depende del contexto»

Metodología Reggio Emilia

El papel del profesorado en Reggio Emilia es acompañar, observar, documentar y facilitar el proceso de aprendizaje, sin imponer un currículo cerrado

Por ACyV

¿Cuál es la mejor pedagogía para la infancia? Esa es la pregunta que lanza Corina Cuenca, docente de Educación Infantil con una activa cuenta en TikTok, donde reflexiona sobre los métodos educativos más populares: Montessori, Pikler, Waldorf y Reggio Emilia. Su respuesta no se queda en la superficie, sino que apuesta por una mirada amplia, crítica y realista: ninguna es perfecta, pero todas pueden aportar algo valioso si se adaptan al entorno en el que se aplican.

Cuenca es clara desde el inicio: ninguna pedagogía, por sí sola, es suficiente. Para ella, centrarse en una única metodología puede empobrecer la práctica docente: «Nos limita como docentes, como profesionales o como familia», asegura. Todas las corrientes mencionadas —desde Montessori hasta Reggio Emilia— tienen beneficios evidentes, pero también limitaciones que deben ser valoradas. Por eso, su propuesta es sencilla y ambiciosa a la vez: «Encontrar un equilibrio entre todo lo que nos gusta de cada una sería la opción más coherente».

Reggio Emilia: su favorita, aunque no siempre viable

Entre todas, hay una que destaca por encima del resto: la metodología Reggio Emilia. Cuenca admite que probablemente estaría en su «top uno» si tuviera que elegir una. Esta corriente pedagógica, nacida en Italia tras la Segunda Guerra Mundial, considera que los niños son sujetos activos, capaces de construir su conocimiento a través de la exploración, la creatividad y la relación con su entorno.

La propuesta parte de la idea de que cada niño tiene «cien lenguajes» para expresarse: no solo a través de las palabras, sino también mediante el dibujo, el juego simbólico, la música, la escultura, la dramatización y otros lenguajes creativos. La escuela, en este enfoque, debe ofrecer un entorno rico, flexible y estimulante, donde el aprendizaje surja de proyectos colectivos, investigaciones abiertas y la colaboración entre niños, familias y docentes.

El papel del profesorado en Reggio Emilia es acompañar, observar, documentar y facilitar el proceso de aprendizaje, sin imponer un currículo cerrado. Uno de sus ejes es precisamente la documentación pedagógica, que consiste en registrar mediante fotografías, textos y otros soportes todo lo que los niños hacen y descubren. Es una forma de visibilizar su pensamiento y sus procesos, y también de reflexionar junto a ellos.

Pero aquí aparece la dificultad: «¿Cómo me permito hacer la documentación que esta requiere si no tengo ni un minuto libre en la escuela?», se pregunta Cuenca, evidenciando los obstáculos reales que encuentran muchas docentes en contextos donde el tiempo, el personal y los recursos son escasos.

Montessori, Pikler y Waldorf: lo mejor de cada una… con condiciones

Corina Cuenca hace un repaso honesto y directo sobre lo que le gusta de cada metodología y los inconvenientes que observa cuando se aplican de forma aislada:

«Informarnos en las diferentes metodologías nos hará construir una metodología propia, adecuada a lo que nosotras vivimos en el aula o en casa» 

El mensaje que Corina quiere transmitir va más allá de las etiquetas pedagógicas. «Todo depende del contexto, de nuestra manera de trabajar o de la manera que nos imponen de trabajar», explica. Por eso anima a docentes y familias a leer, investigar y formarse en todas las metodologías posibles, no para seguirlas al pie de la letra, sino para construir una propuesta propia y realista: «Informarnos en las diferentes metodologías nos hará construir una metodología propia, adecuada a lo que nosotras vivimos en el aula o en casa».

Fuente: https://www.elconfidencial.com/

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