O. Casado
Con casi dos millones y medio de seguidores en Instagram, Álvaro Bilbao se ha convertido en uno de los referentes en nuestro país en materia de crianza y educación consciente. Miles de padres ven sus vídeos y leen sus recomendaciones para dar con la tecla perfecta para criar a sus hijos desde el respeto y la empatía.
Este neuropsicólogo ha escrito libros (‘El cerebro del niño explicado a los padres’ lleva 34 ediciones) y ha impartido cientos de conferencias pero, según explica, su experiencia como padre de tres niños es lo que más le ha ayudado.
Firme defensor de la educación en positivo, Bilbao también es consciente de que muchos padres caen en errores comunes a la hora de aplicarla, por ello en su cuenta de Instagram ha publicado algunas recomendaciones.
El primero de los errores que comenta Bilbao, y quizá el fundamental, es confundir educación consciente con permisividad, ya que ser conscientes de las emociones de nuestro hijos “no significa dejarles hacer lo que quieran”. En este sentido recomienda sustituir los castigos y culpar al niño por todo por empatía y acompañamiento “sin olvidar los límites y la firmeza”. Bilbao añade que la educación consciente y saludable debe tener también límites, firmeza y frustración.
Padres perfectos
Otro de los errores más comunes que podemos cometer los padres es intentar hacer lo contrario a lo que hicieron sus padres en lo referente a la educación. Pero el objetivo “no es ajustar cuentas con nuestros padres sino evitar sus errores y aprender de sus aciertos”, explica el neuropsicólogo en su publicación de Instagram. Probablemente tus padres lo hicieron lo mejor que sabían con los conocimientos que tenían, añade.
Bilbao también reconoce otro de los errores comunes en los padres que optan por esta crianza consciente es que sienten culpa cuando pierden la paciencia o se enfadan y derriba un mito: “no consiste en ser perfectos, sino en ser más conscientes de nuestras emociones y volver a conectar tras los errores”. Porque los padres, además de padres somos humanos y perdemos los nervios, pero también podemos ser compasivos con nosotros mismos y “entender que todos nos equivocamos, reparar nuestros errores y aprender a hacerlo mejor para futuras ocasiones”.
Acción clara o límite sencillo
Está claro que hablar y razonar con los hijos es importante, pero tampoco hay que caer en la “trampa” de razonarlo todo. A veces pensamos que les perdemos el respeto si no hablamos de todo pero lo cierto es que, según el neuropsicólogo, hay veces que lo que necesitan es una acción clara o un límite sencillo. No se puede debatir cada pequeña cosa del día a día porque “la réplica y la contraargumentación es una de las cosas que más carga a los padres”.
Lo que también tienen que saber los padres es que los cambios no son rápidos ni inmediatos ya que se trata de un proceso a medio y largo plazo. “Los resultados más valiosos -la conexión, la confianza y el autocontrol de nuestros hijos-no se ven en días, sino en semanas, meses y años.
Por último, Bilbao recomienda formarse y hacer ejercicios prácticos para poder realizar esta educación consciente y desarrollar una conciencia real de las necesidades de nuestros hijos.
Fuente: https://www.elperiodico.com/