Carina Farreras – Barcelona
El Departament de Educació y FP se ha propuesto detectar todos los alumnos con indicios de trastornos de neurodesarrollo en primaria. La consellera explicará hoy, lunes, en el Parlament el plan de actuación que implica también a los departamentos de Salut y Benestar Social.
El 18% de la población infantil presenta problemas de neurodesarrollo (trastorno del espectro autista, discapacidad intelectual leve, TDA, TDAH, dislexia, discalculia, disortografía y otros), pero sólo están detectados el 33% del total.
En el caso de Olga Vilalta (Barcelona, 2005) fue detectado un déficit de atención, sin hiperactividad, a los 4 años. “Me distraía, no me concentraba, estaba siempre en las nubes”. Los padres se negaron a que tomara pastillas.
Olga, con 20 años, no ha vuelto a ser diagnosticada que ella sepa. Con sus dificultades a cuestas ha pasado por la escuela a trancas y barrancas. “No era capaz de concentrarme. Mi cerebro no descansaba. A los demás no les desbordaba la imaginación. Eso me sorprendía”. La llamaban rara, se reían de sus despistes, se mofaban de sus dificultades. No entendía por qué le pasaba eso a ella. ¿Qué hacía mal?
Los trastornos del neurodesarrollo, de base neurobiológica y alto componente genético, se originan por alteraciones en el desarrollo del sistema nervioso central y se manifiestan de diferentes maneras como la falta de concentración. “Un niño de inteligencia media puede no progresar como los demás si no recibe una educación y unos estímulos determinados”, explica Josep Serra Grabulosa, investigador del Instituto de Neurociencias de la UB. Esos estímulos son importantes en ciertos momentos de la maduración por lo que cuanto antes se detecta, antes se actúa sobre las áreas cerebrales y antes se aplican las adaptaciones en la escuela.
A Olga, la llamaban rara, se reían de sus despistes, se mofaban de sus dificultades. No entendía por qué le pasaba eso a ella
“Estos niños, que se pasan horas estudiando, son a menudo objeto de incomprensión y burlas lo que afecta a su autoestima y condiciona su aprendizaje”, indica Mª Ángeles García, presidenta de la Associació de Famílies amb Dificultats d’Aprenentatge (AFDA).
El padre de Olga, con ánimo de proteger a su hija, dejó de llevarla a algunas clases lo que activó una advertencia por parte de la escuela que, por otra parte, actuó, según explica la propia implicada. “En 6º, la tutora intervino y mejoró la dinámica”.
En el instituto la enviaron al “aula PIM” (pla integral de millora). “En algunas asignaturas apartan a los más problemáticos o a los que más les cuesta, para no molestar a los que siguen el ritmo. La clase de los tontos. Así nos veían nuestros compañeros. Los profesores tampoco tenían confianza en nuestro progreso”.
“Las intervenciones positivas que refuerzan la autoestima son muy importantes para estos niños”, expresa García.
En 4º de la ESO entró en “el aula oberta”, tres días de clase y dos de trabajo en algún centro. La puerta de salida del sistema educativo. “Nos ponían películas en vez de darnos clase. Yo estudiaba por las tardes. Mucho. Me gustaba la historia y la lectura. Era puntual. Entregaba los deberes. Iba a clases de refuerzo, mi madre me ayudaba leyéndome las lecciones en voz alta. Quería progresar”. Los padres se reunieron con la jefe de estudios que dijo que no se preocuparan, que le “darían” la ESO. “Me enfadé. ¡Yo no quería que me regalaran nada!”.
Los padres se reunieron con la jefe de estudios que dijo que le “darían” la ESO. “Me enfadé. ¡No quería que me regalaran nada!”
Según un informe del Síndic de Greuges, el 50% de alumnos con trastornos de neurodesarrollo no sigue formándose entre los 16 y los 21 años. Muchos acaban en centros de educación especial. Sólo 1 de cada 10 pasa a bachillerato.
“Tenía que demostrarme a mí misma que yo podía”. Pidió ayuda a sus padres que la apuntaron a una academia el verano anterior de bachillerato y dos tardes a la semana durante los dos cursos. “Algunos profesores, así lo sentía yo, pensaban que no tenía que estar ahí. Percibes ese rechazo. Ser déficit de atención es oír en la escuela: ‘déjalo, tú no podrás’. También encuentras otros que te apoyan”.
Sus dificultades se centraban en las lenguas, especialmente se encallaba en los análisis sintácticos porque las redacciones se le daban bien. Por una serie audiovisual conoció a la dinastía de los Medici y sobre ellos se centró su trabajo de investigación (obtuvo un 8). Sus padres le regalaron un viaje a Florencia por haber aprobado 1º de bachillerato.
Olga escribió el discurso de graduación de su promoción. “Que nadie os robe vuestros sueños, no os rindáis si os dicen que no podéis”. Ahora estudia historia en la Universitat de Barcelona después de examinarse dos veces de selectividad. Agradece a sus padres que no le dieran pastillas para someter su imaginación que ahora utiliza para escribir. Detrás quedan frases como “No se esfuerza lo suficiente”, “Tiene que practicar más”, “Rara”, “No podrás”. Sueña con un Erasmus en Florencia.
Neuropsicólogo: “La detección precoz, acompañada de diagnóstico, es fundamental”
Para García y Serra Grabulosa estos trastornos no son una condena al fracaso escolar ni mucho menos. Cuanto más apoyo familiar (y pago de profesionales fuera de la escuela, aspecto que no todas las familias pueden permitírselo), más posibilidades de éxito. “Dentro de la escuela, no puede depender de la sensibilidad del profesor que le toca por eso pedimos formación específica de calidad”, manifiesta García. Para Serra Grabulosa, deberían bajarse las ratios a 15 niños por aula para que el profesor pudiera atender bien la diversidad. “Aunque la escuela puede empezar a intervenir con adaptaciones metodológicas sin necesidad de esperar el diagnóstico”, explica el neuropsicólogo.
Para ambos, el cribado es imprescindible para detectar a tiempo los indicios siempre que un clínico haga el diagnóstico (los equipos psicopedagógicos elaboran valoraciones y, en determinados trastornos, no antes de los 8 años). Una detección que la tecnología puede facilitar como Dytective o NeurekaLAB, en la que participa el investigador de la UB con científicos de la Universitat de Vic (UVic-UCC). Detección, mejora de las habilidades y acompañamiento profesional, como ocurre en otros países.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/