La Organización Mundial de la Salud , estima que 1 de cada 160 niños padece un Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), aproximadamente el 1% de la población. Especialistas del Sanatorio Allende, explican la importancia de un diagnóstico precoz.
Sanatorio Allende
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo de base neurológica. Se caracteriza por una alteración cualitativa en la interacción social y, la comunicación asociada a intereses restringidos y conductas esterotipadas (manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM5).
Una de las consultas más frecuentes en los consultorios de neuropediatría, es de aquellos niños que presentan dificultades para hablar, integrarse o que son inquietos.
Si bien, muchos de estos niños sólo tienen un compromiso en el desarrollo del lenguaje, otras veces va acompañado de diversas sintomatologías que pasan desapercibidas o no se le da la importancia debida.
¿A qué prestarle atención?
Es importante consultar con un pediatra, si su hijo:
• No genera intercambio de gestos, como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano.
• No responde a su nombre, ya sea prestando atención o sonriendo a quien lo llama.
• No presta atención conjunta.
• No mira a los ojos.
• No balbucea ni dice palabras.
• No muestra interés por los juegos sociales típicos.
• No hace gestos comunicativos.
• Presenta una pérdida del lenguaje, del balbuceo o de una habilidad social a cualquier edad.
• Tiene un uso limitado de gestos.
• No tiene expresiones cálidas o de alegría.
• Tiene conductas repetitivas o intereses marcados por cosas específicas.
• Tiene intereses sensoriales fuera de lo común.
Diagnóstico clínico precoz para un tratamiento eficaz
Es importante saber que estos “trastornos” no se “curan” ya que no hablamos de enfermedad, sino de una forma diferente del desarrollo. Siguiendo esta línea, es de suma imortancia que el diagnóstico sea temprano logrando que la plasticidad neuronal (capacidad que tiene el cerebro para reestructurarse) sea mayor a largo plazo.
La sospecha diagnóstica surge por parte del médico pediatra, que evaluará el desarrollo del niño de acuerdo a las pautas de diagnóstico según CDC.
Si los síntomas coinciden con el TEA, el paciente será derivado a un médico neurólogo infantil.
El diagnóstico es clínico, no existen marcadores biológicos específicos y el médico se basa en la observación clínica. Esta es la herramienta más utilizada como apoyo para certificar el diagnóstico que se logra gracias a una evaluación neurocognitiva. Desde Sanatorio Allende se sugiere que dicha evaluación incluya:
• Pruebas de sintomatología: ADI-R, ADOS 2, ADOS T, CARS, IDEA
• Escalas de desarrollo evolutivo
• Escalas de capacidades cognitivas
• Habilidades lingüísticas y sociales:
• Escalas de Reynell
• Prueba de lenguaje oral de navarra revisada
• Test de ilinios de aptitudes psicolingüísticas
• Pruebas de habilidades adaptativas – vineland
Su relación con otros trastornos del neurodesarrollo
Los TEA, presentan acompañando la sintomatología anterior, ciertas comorbilidades propias. Los más frecuentes son:
(todos estos valores son aproximados y varían en función de las publicaciones)
• Trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad.
• Ansiedad.
• Trastornos del sueño.
• Trastornos de conducta e impulsividad.
• Depresión.
• Bipolaridad.
• TOC.
• Esquizofrenia y Psicosis.
Es fundamental que los padres entiendan que los trastornos del neurodesarrollo surgen en los primeros años de vida generando dificultades en distintas áreas del funcionamiento del niño/a. Por lo tanto, es necesario apoyarlos, no sólo observando sus dificultades sino también sus gustos, intereses y capacidades.
Desde los 12 meses los niños nos van dando diversas señales a las cuales no hay que restarles importancia o esperar que el niño madure, consulte con su pediatra si percibe algunas de las señales o síntomas.
Servicio de Neurorehabilitación Infantil – Sanatorio Allende
Fuente: https://www.lavoz.com.ar/