Autismo

“El autismo tiene características que son valiosas”

David Amaral, neurocientífico experto en autismo

Tengo 72 años. Nací en Massachusetts. Casado, dos hijos. Director de investigación y profesor de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la UC Davis de California. Fundador del MIND, único centro en el mundo dedicado a la investigación del autismo. Soy progresista. Creo en el ser humano.

Ima Sanchís

Lo positivo del autismo

El autismo no es un único trastorno, son varios y con manifestaciones muy heterogéneas. Tampoco es un trastorno puramente genético, ahora se estudian los factores del entorno, la interacción genética-ambiente. Amaral es uno de los máximos expertos en autismo y dice que ya no se puede pensar en el autismo en términos maniqueos: “Aunque yo estoy buscando un biomarcador del autismo, no es para eliminarlo, es para intentar desarrollar tratamientos para reducir la parte discapacitante. Mi opinión es que existen muchos aspectos positivos del autismo. En la Asociación Internacional para la Investigación en Autismo contamos con un Comité Asesor de Autistas compuesto por autistas que nos asesora sobre el trabajo científico, y ellos no quieren ser otros, quieren no sufrir ansiedad ni ataques epilépticos”.

El secreto para no aparentar 72 años es trabajar durísimamente.

No me lo creo…

Tienes que mantener activo el cerebro, aprender continuamente, jugar con rompecabezas, y el autismo es uno de los más complicados.

Y los casos aumentan, ¿por qué?

Por un problema genético: la edad a la que los padres tienen hijos es cada vez más tardía, y eso aumenta el riesgo de autismo en los hijos. Es un cambio biológico.

En los años cincuenta, se creía que era debido a que las madres eran frías…

Sí, las llamaban las madres nevera. Completamente erróneo.

¡Cómo se atreven a hacer semejantes afirmaciones!

Es horroroso, tiene usted toda la razón. Esto se basaba en la falta de información real sobre el autismo y sobre lo que lo causa. Y ha influido incluso en la manera como hoy comunicamos las causas del autismo.

Cuénteme.

Cuando decimos que es genético, a veces los padres piensan: “Yo soy el causante porque lo ha heredado de mí”. Pero la realidad es que muchos de los problemas genéticos son totalmente nuevos en el niño. No vienen ni de la madre ni del padre.

Pero ocurre dentro de la madre.

Sí, entre otras cosas existe una cierta evidencia de que el sistema inmunológico de la madre ataca el cerebro del feto.

Seguimos siendo las culpables…

No entendemos por qué esos anticuerpos se generan, pero en absoluto es culpa de la madre, yo soy muy sensible a esas acusaciones.

¿Por qué decidió estudiar el autismo?

Yo investigaba el desarrollo del cerebro y sus conexiones, pero cuando las familias de autis­tas fundaron el MIND Institute buscaron a expertos como yo, y el tema me fascinó.

Ha pasado de relacionarse con ratones a relacionarse con seres humanos…

Es una manera de decirlo, sí. El cerebro humano es mucho más complicado, por eso a menudo lo que funciona en ratones no funciona en humanos, así que he decidido centrarme en los niños y en sus familias.

¿Qué ha aprendido?

La importancia de intentar entender la vida y el mundo desde el punto de vista de una persona autista. Nuestros estudios anteriores basados en los ratones intentaban curar el autismo, pero las personas autistas no quieren ser curadas.

¿No?

Muchos autistas se enfrentan a desafíos como la ansiedad y la epilepsia y quieren que esos problemas sí sean tratados. Pero sienten que el autismo es una característica de su personalidad, forma parte de su seña de identidad y no quieren que esto desaparezca.

¿Es una forma de ver el mundo?

Sí, el autismo tiene características que son valiosas. Muchos, no todos, tienen una orientación exacerbada hacia el detalle, son excelentes en informática, programación, análisis de información… y les encanta. Simplemente es un estilo de vida distinto.

¿Y?

A lo largo de mis 25 años de experiencia he pasado de intentar eliminar ese estilo de vida a pensar que debemos buscar la manera de optimizarlo. He aprendido que existe un potencial enorme en la vida de esas personas.

Entiendo.

Muchos de los adultos autistas que conozco empezaron su andadura en la vida con discapacidades muy grandes, como bajo coeficiente intelectual o capacidad lingüística, pero gracias al apoyo de sus familias y docentes algunos se convirtieron en personas brillantes y sofisticadas con vidas satisfactorias.

Es una excelente noticia.

Y eso es lo que perseguimos, que los autistas se incorporen a la sociedad.

¿Tiene amigos autistas?

Sí, claro, con distintos niveles de gravedad. Uno de ellos empezó con capacidades lingüísticas muy bajas, pero actualmente gestiona su propio negocio, especializado en aparatos electrónicos para grupos de rock.

¿Les cuesta desarrollar habilidades so­ciales?

No, es falso, pero a menudo no saben cómo interactuar y hay que enseñarles. La interacción social les provoca ansiedad, un 70% la sufren, pero si eso debe formar parte del diagnóstico no está claro todavía, porque el trastorno del espectro autista es amplísimo.

¿Hay mucho genio entre los autistas?

En la misma proporción que en la población general. No creo que el hecho de tener autismo aumente tu probabilidad de ser un genio.

Hace 15 años me dijo que si hubieran podido curar a Einstein igual no tendríamos teoría de la relatividad.

Es importante tener más inputs de cómo se sienten y qué piensan las personas autistas. Eso es lo que me ha llevado a pensar que el autismo en sí mismo no es el enemigo. Son los problemas asociados y tienen que estar en el punto de mira de nuestro trabajo.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/