Las familias se quejan de la inacición del sistema educativo al exigir que los niños deben saber pedir y hacer sus necesidades como un adulto
«¡Nuestro hijo va a empezar el cole de mayores!». Con esta ilusión comentan los padres primerizos lo que se presenta como un gran acontecimiento cuando sus retoños acceden por primera vez a Educación Infantil. Sin embargo, cierto es que el comienzo de esta nueva etapa también genera un caluroso debate entre padres y docentes por el hecho de que hay centros escolares que obligan a los alumnos a asistir a clase con un perfecto control de esfínteres. Es decir, sin pañal. «Es un asunto que se lleva discutiendo desde hace años y resulta muy injusto y discriminatorio que estos niños, sobre todo para los más pequeños de la clase nacidos entre octubre y diciembre que aún no han cumplido los tres añitos, tengan que saber pedir y hacer pipí o defecar —asegura Paola de la Cruz, maestra de educación Infantil, de Educación Especial, terapeuta y ganadora del Premio Educa Abanca como Mejor Docente de España 2020—. Es un auténtico maltrato a la infancia».
Lo cierto es que la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria establece que el margen de edad en el que se considera dentro de la normalidad que un niño alcance el control de esfínteres de día abarca desde los 16 hasta los 48 meses (4 años), tal y como se recoge en el documento «Desarrollo psicomotor y signos de alarma». Sin embargo, los colegios se escudan fundamentalmente en que no pueden hacer los cambios de pañales por la falta de personal y en que no disponen de espacios habilitados para llevar a cabo esta labor.
De la Cruz señala que, aunque hay algunos centros en los que aceptan que los niños acudan sin control de esfínteres, en los colegios que no lo permiten siempre hay «profesores vocacionales y muy humanos» que por iniciativa propia se encargan de cambiarles cuando están mojados o manchados. «No es la solución —asegura—. Por un lado, supone un riesgo porque mientras el maestro cambia a los niños, el resto de los 25 alumnos están solos por no tener personal de apoyo. Y, en segundo lugar, los docentes que acceden a cambiarles por propia voluntad suelen ser objeto de acoso por parte de los otros profesores al considerar que su actitud les compromete al sentirse obligados a cambiar también pañales cuando muchos alegan que no han estudiado una carrera para limpiar culos».
Esta profesora de Infantil considera que ningún niño debe quedarse apartado en su clase mojado o manchado. «El control de esfínteres no debe ser forzado, es un hito del desarrollo natural del ser humano. Los padres no deben sufrir estrés o sentirse forzados a quitar el pañal a su pequeño de forma no natural, y el niño no debe asumirlo de forma mecánica porque el mundo de los adultos, y el sistema educativo en particular, no son capaces de resolver este proceso natural del ser humano. Es una falta de responsabilidad y respeto que tiene efectos muy negativos en el menor».
Armando Bastida, enfermero de Pediatría y fundador de la plataforma Criar con Sentido Común (CSC), explica que no hay una norma escrita al respecto, «pero la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo de Educación recoge en su artículo 13 que «la educación infantil contribuirá a desarrollar en las niñas y niños las capacidades que les permitan: c) adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales». Es decir, que forzar la retirada del pañal no respeta uno de los objetivos básicos de la etapa, al no respetar que el menor adquiera dicha autonomía de forma progresiva».
Ante la falta de acuerdo, Bastida anima a los padres a que busquen soluciones hablando directamente con los colegios o dirigiéndose a las asociaciones de padres de los centros o al ayuntamiento de la localidad para que se consiga personal de apoyo que realice el cambio de pañal a los menores que lo necesiten. Con el propósito de ayudar en el asunto, desde esta plataforma decidieron en su día redactar un modelo de solicitud o queja para entregar a la delegación provincial de Educación. Se trata de un documento que tiene como objetivo iniciar un proceso que ayude a que haya más personal en las aulas de infantil, para que de verdad se pueda ofrecer a nuestros peques, al entrar en el «colegio de los mayores», una educación que respete los ritmos de cada niño y pueda ser más individualizado y de mayor calidad».
Este especialista en Pediatría señala que no son pocos los problemas que puede suponer para un niño tan pequeño sentirse en clase señalado por el hecho de llevar pañal y no dejar que controle sus esfínteres de manera natural según su propio desarrollo. «En primer lugar, es habitual que sufran estreñimiento porque están cansados de escuchar frases del tipo «¡pero otra vez te has hecho caca!» lo que genera en el niño la sensación de que está haciendo algo malo que debe evitar, lo que conlleva a problemas instestinales».
Paola de la Cruz añade que también «se favorece que tengan problemas psicológicos al sentirse apartados por estar sucios y creer que se ha portado mal y tiene que esperar con cierta angustia a que alguien le ayude. Se sienten humillados, vejados. Esta situación —prosigue esta maestra de Infantil—puede provocar que sienta rechazo a ir al colegio y que tenga miedo cada vez que quiera hacer sus necesidades fisiológicas. Por todo ello es tan urgente una solución».
Fuente: https://www.abc.es/