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Del gas de la risa al de los mecheros, así son las nuevas formas de drogarse entre los jóvenes españoles con estas sustancias

Adolescentes Mecheros

Los efectos que produce el gas de los mecheros van desde la sensación de fatiga, nauseas, vómitos, pérdida de visión hasta la parada cardíaca

ALBA G. DE LA GAMA

Las alarmas volvieron a saltar este pasado viernes, 30 de septiembre, cuando una joven de 16 años de la localidad de Corral del Almaguer (Toledo) falleció después de haber inhalado gas isobutano. Una de las presentes relató que se encontraban a la salida de clase rellenando la recarga de sus mecheros : «Luego la vi, que estaba inhalando uno de ellos por la boca. Entonces se levantó, se puso a andar. Le faltaba el aire. Luego se cayó y se golpeó contra el suelo», relató.

Según el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, los «inhalantes» son un grupo de sustancias volátiles que producen vapores químicos que se pueden inhalar para provocar efectos psicoactivos o de alteración mental. Entre ellos encontramos disolventes volátiles, aerosoles, gases y nitritos. Lo cierto es que este grupo de sustancias de uso recreativo como el pegamento, el hidrocarburo, el óxido nitroso o las sustancias volátiles del corrector líquido o barnices son utilizadas sobre todo por gente jovenEstos gases «colocan» al inhalarlos e incluso generan sensación de euforiadesinhibición distorsión de la realidad, destaca el coordinador del grupo de Toxicología de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), Guillermo Burillo.

En 2021, el 1,8% de los estudiantes de secundaria de España de entre 14 y 18 años afirmaron haber consumido alguna vez en la vida este tipo de sustancias, con una edad media de inicio de consumo de 15 años, según la última Encuesta sobre uso de drogas en enseñanzas secundarias en España (Estudes). Pese a que se observa un descenso de este porcentaje respecto a décadas previas, la cifra se ha duplicado desde 2014. La situación no parece alarmante, pero sí muestra un repunte de este tipo de prácticas.

Este año salió a la luz la muerte de un ciudadano sueco de 26 años en Marbella después de provocarse un edema pulmonar al consumir el llamado «gas de la risa«, y otros dos jóvenes sufrieron graves accidentes en la misma localidad tras mezclar su consumo con el de grandes cantidades de alcohol. Por otra parte, el cloretilo, un analgésico en spray utilizado en medicina deportiva, vió aumentado su consumo en localidades valencianas como Xàtiva o Canals. Este se rocía normalmente en la ropa y es inhalado, produciendo un efecto de euforia.

¿QUÉ EFECTOS SE CONSIGUE INHALANDO EL GAS DE LOS MECHEROS?

Sensación de fatigapérdida transitoria de la visióntrastornos de conductanauseasvómitos, trastornos de la coordinación motora o cuadros de alucinaciones son algunos de los efectos que producen la inhalación de este grupo de sustancias volátiles, según explica Burillo. «Mientras se realiza la práctica, el oxígeno se desplaza y se produce una hipoxia, es decir, una falta de aporte de oxígeno en el cuerpo que puede conllevar a una parada cardiaca en el peor de los escenarios», añade el médico de SEMES.

En todos estos sucesos nos encontramos ante el empleo incorrecto de productos destinados para otros usos y que se pueden obtener de manera legal en farmacias, parafarmacias, a través de internet o en estancos. Todos ellos pueden presentar un importante atractivo para personas con recursos escasos o falta de conocimiento y experiencia, por su facilidad de acceso, sus bajos precios y unos efectos intensos e inmediatos. «En principio el efecto se produce en el acto, pero dura poco porque en cuanto te retiras del propelente, es decir, del gas, el oxígeno ambiente hace su trabajo inmediatamente», indica Burillo.

El suceso de la adolescente de Corral de Almaguer tan solo representa el último caso de una serie de prácticas que se dan de forma cíclica y cuyos precedentes se pueden rastrear con facilidad en países de Europa o América. Así, esta práctica se ha reportado con insistencia en los últimos años en Estados Unidos. El pasado 30 de agosto entró en vigor en todo el estado de Nueva York la ley que prohíbe la venta de botes de nata montada a los menores de 21 años. El motivo: evitar que los adolescentes inhalen el óxido de nitrógeno que contienen los frascos. La práctica, realizándose de forma recurrente, causa bajadas de tensión, desmayos, pérdidas de memoria e incluso psicosis.

Países como Argentina o Chile registraron la muerte de adolescentes por estas causas desde, por lo menos, 2011. «En España, esta práctica en concreto no solemos verla, al menos en las urgencias hospitalarias. Aunque nosotros solo vemos la punta del iceberg porque cuando llaman al 112, este suele administrar oxígeno in situ sin necesidad de traerlos al hospital. El gas tampoco deja rastro en la sangre, solo está en el árbol respiratorio en el momento de la inhalación», concluye Guillermo Burillo.

Fuente: https://www.elmundo.es/

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