Discalculia o dislexia

Discalculia o ‘dislexia de los números’: ¿qué síntomas ayudan a identificarla?

NANI F. CORES 

Se la conoce como la dislexia de los números’ y, de hecho, es tan común como esta entre la población infantil, sin embargo, la discalculia sigue siendo su hermana desconocida, por los pocos estudios que hay sobre ella y las muchas personas -tanto niños como adultos- sin diagnosticar.

Este trastorno en el aprendizaje de las matemáticas que se caracteriza, entre otras cosas, por la dificultad en la adquisición del sentido numérico, para el cálculo mental y el procesamiento matemático, afecta en la actualidad a un 5-7% de la población, lo que vendría a ser, más o menos, en torno a los tres millones de personas en nuestro país. Esto quiere decir que, probablemente, en cada clase de 25 alumnos uno de ellos tenga discalculia. En numerosas ocasiones, además, acostumbra a manifestarse con otros trastornos del neurodesarrollo como el TDAH (en un 26%) de lo casos o la dislexia (donde el porcentaje oscila entre el 17 y el 40%).

Según el texto del Protocolo de actuación para las diferencias de aprendizaje elaborado por la Fundación Ricardo Fisas Natura Bissé, estas son las principales señales de alerta que pueden indicarnos que un niño sufre este trastorno y pueden ayudar a padres y educadores a actuar lo antes posible.

Durante la etapa Infantil presentan dificultades para:

– Mantener un orden estable al contar.

– Mantener una correspondencia biunívoca al asociar elemento- número.

– Tener capacidad de abstracción con los números (por ejemplo contar distintos elementos independientemente de su apariencia física).

Se la conoce como la ‘dislexia de los números’ y, de hecho, es tan común como esta entre la población infantil, sin embargo, la discalculia sigue siendo su hermana desconocida, por los pocos estudios que hay sobre ella y las muchas personas -tanto niños como adultos- sin diagnosticar.

Este trastorno en el aprendizaje de las matemáticas que se caracteriza, entre otras cosas, por la dificultad en la adquisición del sentido numérico, para el cálculo mental y el procesamiento matemático, afecta en la actualidad a un 5-7% de la población, lo que vendría a ser, más o menos, en torno a los tres millones de personas en nuestro país. Esto quiere decir que, probablemente, en cada clase de 25 alumnos uno de ellos tenga discalculia. En numerosas ocasiones, además, acostumbra a manifestarse con otros trastornos del neurodesarrollo como el TDAH (en un 26%) de lo casos o la dislexia (donde el porcentaje oscila entre el 17 y el 40%).

Según el texto del Protocolo de actuación para las diferencias de aprendizaje elaborado por la Fundación Ricardo Fisas Natura Bissé, estas son las principales señales de alerta que pueden indicarnos que un niño sufre este trastorno y pueden ayudar a padres y educadores a actuar lo antes posible.

Durante la etapa Infantil presentan dificultades para:

– Mantener un orden estable al contar.

– Mantener una correspondencia biunívoca al asociar elemento- número.

– Tener capacidad de abstracción con los números (por ejemplo contar distintos elementos independientemente de su apariencia física).

– Respetar la irrelevancia del orden al contar.

– Comprender que el último número contado es el cardinal.

– Clasificar objetos en función de sus características.

– Realizar operaciones mentales simples hasta 5.

– Hacer estimaciones pequeñas hasta 10 (por ejemplo: ¿Cuántos elementos hay aquí?).

– Comparar elementos contando por estimación: más grande, más pequeño, igual que (hasta 10 elementos).

– Reconocer las grafías de los números del 1 al 10.

En Primaria:

– Dificultad para automatizar los hechos aritméticos y estrategias de cálculo mental (por ejemplo: realiza conteo).

– Dificultad para manipular números mentalmente en la recta numérica (por ejemplo: contar hacia atrás).

– Dificultad para discernir el concepto de cantidad y para realizar estimaciones.

– Dificultad para manipular cifras grandes, como las centenas y los millares.

– Dificultad para saber qué operación hay que aplicar para resolver un problema.

– Dificultad para identificar los signos aritméticos básicos (+, -, x…).

– Dificultad para automatizar palabras relacionadas con las matemáticas (más que, dar, en total…) y para realizar secuencias verbales automáticas (por ejemplo: tablas de multiplicar, series numéricas…).

– Dificultad para leer y escribir números arábigos.

– Dificultad para identificar las horas, manejar dinero y/o dar o recibir el cambio.

– Suele dedicar mucho tiempo y esfuerzo a hacer los deberes de matemáticas sin el resultado esperado.

– A medida que transcurre el tiempo, es frecuente que se manifieste ansiedad hacia las matemáticas, ya que hay una sensación de fracaso.

En Secundaria:

– Suelen aprender de forma mecánica, no entienden los razonamientos matemáticos.

– Tienen muchas dificultades en la resolución de problemas.

– Dudan en la escritura de números a partir del millón.

– No tienen automatizados los hechos aritméticos complejos: la mitad de 500, un cuarto de 100, el doble de 75, etc.

– No tienen referencias para el manejo de las unidades de longitud, volumen y peso.

Fuente: https://www.20minutos.es