Hablamos con el psicoterapeuta británico Noel McDermott sobre cómo fortalecer la salud mental de los menores
ANA I. MARTÍNEZ
Cuidar de la salud mental es tan importante como hacerlo de la salud física. Y una de las funciones de los padres es apoyar el bienestar mental de sus hijos. De hecho, «la preocupación de los progenitores por la salud mental ha aumentado desde hace muchos años, ya que los niños se enfrentan a muchos retos que antes no tenían», asegura a ABC Noel McDermott, psicoterapeuta británico.
«En los últimos años, durante y después de la pandemia, se ha producido un aumento de los niveles de ansiedad, depresión y de los trastornos asociados en el conjunto de la población y, por tanto, lamentablemente, también en nuestros hijos», explica el experto. «También hemos visto un aumento de los trastornos asociados -continúa-, como los problemas de alimentación, las autolesiones y las ideas suicidas».
Por eso, recuerda que «todos nosotros, incluidos los niños, tardaremos algún tiempo en recuperarnos plenamente de los retos a los que nos hemos enfrentado».
Aún así, recuerda que «los cambios repentinos de humor o temperamento, aislamiento en casa, la aparición repentina de un ‘mal’ comportamiento, (incluida la agresividad), regresiones en los más pequeños (chuparse el dedo, mojar la cama, etc.), cambios repentinos de apetito, problemas de sueño o de concentración, bajo estado de ánimo y mala visión de la vida, expresión de falta de esperanza, bajo estado de ánimo y mala visión de la vida o expresión de falta de esperanza», son los clásicos síntomas a los que debe estar atenta toda la familia para poder detectar en el menor un posible problema de salud mental.
«Los padres a menudo se dan por aludidos por no estar lo suficientemente presentes para sus hijos», advierte el experto, consciente de las «muchas presiones» a las que están sometidos los progenitores. Las familias viven agobiadas con llevar ingresos a casa y con que sus hijos «tengan éxito en la escuela». Por ello, McDermott recomienda «sacar tiempo de donde podamos y que mantengamos fuertes lazos en el tiempo familiar que creamos».
Por todo ello, detalla cuáles son las 10 conversaciones para fortalecer la salud mental de tus hijos:
1 – Escucha sus opiniones: les enseñarás que valoras sus pensamientos y opiniones, lo que significa que es más probable que acudan a ti si algo les preocupa.
2 – Identifica las emociones: los niños tienen un montón de emociones flotando en su cabeza que a menudo les son difíciles de procesar y al final lo manifiestan en forma de ira, tristeza, celos y cansancio. Como padre o madre puedes facilitarles la tarea ayudándoles a identificar cómo se sienten y por qué puede ser. A a su vez, esto les ayudará a organizar sus pensamientos y a normalizarlos.
3 – Valida los sentimientos: normaliza las emociones de tu hijo porque todas son correctas y cuanto más se hablen de ellas, más se validarán. No pasa nada por sentirse triste y deprimido: explícale a tu hijo que todos tenemos momentos en los que sentimos ganas de llorar y que los adultos también lloran.
4 – Empatía: implica comprender por lo que está pasando tu hijo y la vida es más fácil para ellos si se les muestra la amabilidad y la compasión que merecen. Los niños que crecen con padres amables y cariñosos serán empáticos. Por lo tanto, dedícale tiempo a tu hijo, conversa con él, conecta. De esta manera, lo más probable que es que acuda a ti cuando haya algo que le preocupe.
5 – Tiempo en familia: reserva un tiempo cada semana para que la familia comparta sus sentimientos en un espacio sin prejuicios.
6 – Abre conversaciones serias de la vida real: busca oportunidades para estimular la conversación basándote en lo que está ocurriendo en el mundo como la crisis del coste de la vida, la guerra de Ucrania, los problemas energéticos, los problemas de viaje, la agitación política… Todos estos problemas reales ofrecen grandes oportunidades para poner en práctica las habilidades psicológicas, ya que provocan respuestas de estrés y cuanto mejor sepamos reconocer y gestionar el estrés, mejor será nuestra vida en general.
7 – Lo sano es lo feliz y lo feliz es lo sano: planifica actividades con tus hijos pero aprovecha también para mostrarles que estar psicológicamente sano es lo mismo que divertirse, que hacer cosas que nos gustan.
8 – DOSE a su vida: después de decir que la diversión es saludable, hay que entender cómo podemos darnos a nosotros mismos estímulos hormonales positivos: la dopamina (premia las actividades sociales y mejora la motivación), la oxitocina hace que te sientas querido después de un abrazo, la serotonina mejora el estado de ánimo después de tomar el sol o dar un paseo por el parque, y las endorfinas hacen que te sientas bien después de actividades agotadoras como un partido de fútbol. A los niños les encanta adquirir este tipo de conocimientos y, si son más pequeños, puedes hacer un mapa del tesoro de las hormonas, por ejemplo, mostrando cómo y dónde pueden obtener su dosis de cada una.
9 – Aprendizaje de la educación física y social en casa: ¿Qué es lo que se enseña en la escuela en materia de educación física y social, y qué temas se pueden tratar en casa? La escuela a la que asiste tu hijo tiene deberes con respecto a su salud y el bienestar emocional y la mejor forma de aprender es la repetición. Así que fíjate en lo que tratan en el colegio y continúa la conversación en casa para enriquecer el mensaje.
10 – Aprende mindfulness: enseña a los niños la resiliencia emocional y les ayuda a encontrar la fuerza para enfrentarse a sus emociones y gestionarlas. Ser consciente significa mayor bienestar, más emociones positivas y menos ansiedad y emociones negativas. Enseña a tus hijos técnicas sencillas de respiración, trabaja con ellos para que comprendan el sencillo poder de respirar larga, lenta y profundamente, una valiosa herramienta de autogestión para la vida.
Fuente: https://www.abc.es/